¿Cuántas veces por día das por sentado a aquellos que amas? ¿Cuán a menudo olvidas valorar sinceramente tu casa, tu salud, tus amigos, el aire que respiras, la majestuosa belleza del mundo que te rodea?
Es muy fácil olvidar las muchas bendiciones que tenemos. A menudo estamos tan concentrados en conseguir más, que dejamos de reconocer todas las cosas buenas que ya tenemos.
Pero, ¿de qué te sirve tener algo si no lo valoras y disfrutas? Las cosas con las cuales somos bendecidos no son sólo escalones en el camino por conseguir más.
Tómate tu tiempo hoy, para agradecer y disfrutar las cosas buenas de tu vida. Siéntate por unos momentos y mira a tus niños dormir, sintiendo cuán enormemente preciosa y especial resulta esa joven existencia. Aunque tu trabajo pueda resultar a menudo tedioso o complicado, agradece las nuevas oportunidades que te presenta día tras día. Valora tus bendiciones, pensando cómo puedes darles más valor aún.
Estás bendecido. Aún si no hubiese nada más, la vida sola es en sí misma una formidable bendición. Tómate el tiempo para ser agradecido, y cosecha el valor de serlo.
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