Si sólo te concentras en tratar de no fracasar lo único que obtendrás será, justamente, fracaso. Para poder aprovechar las cosas buenas de la vida debes estar dispuesto a asumir algunos de sus riesgos.
Asumir riesgos innecesarios es realmente tonto. Más tonto aún es intentar eliminar por completo todo tipo de riesgo.
Los que ponen manos a la obra siempre tienen la posibilidad de que algo salga mal. Pero si nunca te atreves a ponerte en marcha y hacerlo, nunca conseguirás nada. Cuando tomas una decisión, siempre existe la posibilidad de que te equivoques. Pero si nunca decides nada, nunca harás nada bien.
La vida entraña sus riesgos, y ciertamente bien vale la pena asumirlos. Conócelos, prepárate para enfrentarlos, manéjalos y acostúmbrate a vivir con ellos.
Estate dispuesto a convivir con la posibilidad de fracasar. Y estarás en camino de alcanzar logros sorprendentes.
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