Tus acciones afectan tu actitud y tu actitud guía
tus acciones. Hacer que tus acciones y tu actitud marchen
consistentemente en la misma dirección puede resultar en algo realmente
fuerte y eficaz.
Una pequeña acción positiva suele terminar marcando
una enorme diferencia positiva en la perspectiva que tengas de la
vida. Incluso algo simple y rápido puede modificar tu impulso,
velocidad y dirección.
Del mismo modo, un pequeño cambio en tu actitud
puede animarte a hacer algo allí donde antes no estabas demasiado
predispuesto a llevarlo a cabo. Tan sólo un breve pensamiento dándote
ánimo puede ponerte en marcha.
Así que si no puedes lograr poner manos a la obra,
al menos puedes convencerte de adoptar una actitud más positiva.
Después de todo, pensar no demanda ningún esfuerzo físico en absoluto, y
antes de que pase mucho tiempo esa actitud positiva seguramente te
llevará a ponerte en marcha.
O, si te das cuenta de que no estás pudiendo asumir
una actitud positiva, al menos puedes llevar a cabo una pequeña acción
que sirva para algo.
Ya sea a través de tus acciones o de tu actitud,
siempre hay una manera de poner en práctica una perspectiva más
positiva en tu vida. Mantente enfocado en las oportunidades positivas
que la vida te presenta, y la vida te seguirá premiando más fuertemente
aún.
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