Estoy de vuelta, despues de unas muy breves vacaciones (En lo que a escribir en este blog se refiere porque no he parado de trabajar), y en este tiempo he relexionado una vez más acerca de un tema que siempre me generado un gran interés, pero que suelo olvidar aplicarlo con una facilidad sorprendente. Me refiero a la importancia de vivir el presente.
La mayoría de los reproductores de discos compactos permiten recorrer rápidamente el contenido del disco, reproduciendo unos pocos segundos de cada tema y pasando rápidamente al siguiente, uno a uno. Es una manera rápida y sencilla de encontrar lo que uno quiere escuchar. Puedes recorrer todo un disco de 47 minutos de duración en apenas 95 segundos. Pero es una manera horrible de escuchar la música.
Tan a menudo tratamos de vivir de esa manera, probando esto, saltando súbitamente a aquello otro, llegando a un lugar justo a tiempo para irnos de él. Abarcamos muchas cosas pero por apurados, nos perdemos la belleza de la canción.
Piensa por un momento en tu respiración. Cada tantos segundos tú inhalas. Luego exhalas. No puedes hacer hoy las respiraciones de mañana. No puedes vivir hoy de las respiraciones que hiciste ayer. Tienes que respirar ahora, una y otra vez, con un ritmo sostenido y estable.
Todo en la vida tiene una cadencia y un ritmo. Tratando de excederlo, te lo pierdes. Hacer que la vida sea más rápida no hace que sea mejor. Este día es abundante; el ahora es suficiente. El mañana llegará a su debido momento. Hasta entonces, vive la profundidad del presente. Este momento es una hermosa sinfonía. Tratando de correr, no te la pierdas.
La mayoría de los reproductores de discos compactos permiten recorrer rápidamente el contenido del disco, reproduciendo unos pocos segundos de cada tema y pasando rápidamente al siguiente, uno a uno. Es una manera rápida y sencilla de encontrar lo que uno quiere escuchar. Puedes recorrer todo un disco de 47 minutos de duración en apenas 95 segundos. Pero es una manera horrible de escuchar la música.
Tan a menudo tratamos de vivir de esa manera, probando esto, saltando súbitamente a aquello otro, llegando a un lugar justo a tiempo para irnos de él. Abarcamos muchas cosas pero por apurados, nos perdemos la belleza de la canción.
Piensa por un momento en tu respiración. Cada tantos segundos tú inhalas. Luego exhalas. No puedes hacer hoy las respiraciones de mañana. No puedes vivir hoy de las respiraciones que hiciste ayer. Tienes que respirar ahora, una y otra vez, con un ritmo sostenido y estable.
Todo en la vida tiene una cadencia y un ritmo. Tratando de excederlo, te lo pierdes. Hacer que la vida sea más rápida no hace que sea mejor. Este día es abundante; el ahora es suficiente. El mañana llegará a su debido momento. Hasta entonces, vive la profundidad del presente. Este momento es una hermosa sinfonía. Tratando de correr, no te la pierdas.
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