No eres tu automóvil. No eres tu empleo. No eres tu cuenta bancaria. Estas cosas son útiles y te ayudan a abrirte camino en el mundo, pero no te definen.
No eres tus problemas. No eres tus fracasos. No eres tus desilusiones. Estas cosas te desafían y, al fin de cuentas, pueden ayudarte a crecer, pero no tienen por qué limitarte.
Eres el niño que danzaba al sol, el joven que soñaba con cambiar el mundo. Eres ese que admira toda la belleza que te rodea, un espíritu que no puede ser sujetado. Eres lo mejor que puedas imaginar, un manojo de posibilidades anhelando ser convertidas en realidad.
Las superficialidades van a definirte o limitarte sólo en la medida que tú lo permitas. Préstales atención, pero no des la vida por ellas. Eres tanto más...
No eres tus problemas. No eres tus fracasos. No eres tus desilusiones. Estas cosas te desafían y, al fin de cuentas, pueden ayudarte a crecer, pero no tienen por qué limitarte.
Eres el niño que danzaba al sol, el joven que soñaba con cambiar el mundo. Eres ese que admira toda la belleza que te rodea, un espíritu que no puede ser sujetado. Eres lo mejor que puedas imaginar, un manojo de posibilidades anhelando ser convertidas en realidad.
Las superficialidades van a definirte o limitarte sólo en la medida que tú lo permitas. Préstales atención, pero no des la vida por ellas. Eres tanto más...
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