Puedes elegir tus pensamientos. Y puedes decidir, por un tiempito, librarte de ellos.
La serenidad no necesita de ningún ambiente o
condiciones exteriores especiales. La serenidad es un estado que puedes
alcanzar en tu interior, sea lo que fuere que esté sucediendo a tu
alrededor.
En cualquier momento puedes decidir acallar tu
mente. Despeja tus pensamientos y durante un tiempo, siente la paz
refrescante y renovadora de, simplemente, ser.
Descubre cuán simple puede resultar dejar de lado
esa desenfrenada carrera de pensamientos en tu mente, poniendo en su
lugar una sensación de serenidad. Decide colocarte en un estado tal,
que ni siquiera las distracciones del entorno puedan afectarte.
Date cuenta de que las decepciones del pasado están
muy, muy lejos. Deja que la pacífica, acogedora experiencia de este
instante te llene de una sólida, confiada energía.
Da un paso atrás por un ratito y siente la serena
realidad de quien tú eres, de la vida que estás viviendo. Disfruta de un
momento de serenidad, y tus ojos se abrirán a las verdaderas
oportunidades que están por todas partes a tu alrededor.
1 comentario:
Es un buen consejo. Lo intentaré. Saludos
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