La vida tiene mucho más para disfrutar, que tan sólo
coleccionar objetos o experiencias para impresionar a los demás. El
más sublime de los disfrutes es el de disfrutar por el mero hecho de
disfrutarlo.
Si te pasas todo el tiempo preocupado por lo que
obtendrás de cada una de las experiencias de la vida, terminarás con un
montón de ventajas pero sin nada que te permita disfrutar de verdad.
El placer puede ser agradable; pero el placer no se
compara con disfrutar plenamente, y el hecho de tan sólo perseguir
placeres puede terminar esclavizándote, porque el placer te encadena a
determinados objetos o condiciones específicas. Si el placer se
convierte en tu principal objetivo, a medida que el tiempo pase
necesitarás más y más de eso, pero lo disfrutarás cada vez menos.
En las cosas pequeñas, simples, sutiles hay tanta
posibilidad de disfrutar como en las grandes y aparatosamente
impresionantes. Deja de lado la necesidad de impresionar o de acumular
placer sobre más placer, y date la posibilidad de disfrutar de verdad.
Puedes encontrar la manera de disfrutar de
prácticamente todo, sin condiciones, prerrequisitos ni limitaciones.
Incluso en el medio de enormes dificultades, la posibilidad de
disfrutar sigue estando presente.
Decide disfrutar genuinamente este día, con todos
sus altibajos y desafíos y sorpresas. Verás que disfrutarlo, fortalecerá
todo lo que hagas.
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