Vivir en base a un propósito y claramente centrado,
te ayuda a comprender el valor de mantenerte centrado en algo que tenga
real y verdadero sentido. Y vagar sin rumbo y a la deriva sin un foco
claro también puede ayudarte a valorar el poder de un propósito real y
concreto.
De uno u otro modo, la vida te lleva firme y
certeramente hacia tu propósito. Ya sea que sientas el dolor de perder
contacto con ese propósito, o la dicha de vivir en armonía con él,
crecerás en comprensión y agradecimiento.
Ningún día, ninguna experiencia, ningún encuentro
es realmente un desperdicio. A través de todos los altibajos, en los
buenos tiempos y en las épocas de desesperanza, sentirás más
intensamente la necesidad de expresar quien tú realmente eres.
La belleza de este día no está en sus
circunstancias. La belleza pasa por que puedas hacerla tuya, toda ella,
sea lo que sea y como sea, y sumarla así a la esencia de tu ser.
Sea lo que fuere que pueda presentarse, siente agradecimiento por la oportunidad de superarlo. Pase lo que pase, acéptalo y crece con ello.
Sea lo que fuere que pueda presentarse, siente agradecimiento por la oportunidad de superarlo. Pase lo que pase, acéptalo y crece con ello.
Tu propósito no puede hacer otra cosa que
fortalecerse, a cada instante. Siente esa fortaleza y vívela más
plenamente, más auténticamente, día tras día.
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